viernes, 5 de diciembre de 2008

Cuatro tiempos

Un instante separa la adultez de la ternura , la bronca del suspiro,
la crueldad de la locura.
La tibieza del cadalso, la risa de la amargura, la ventaja del corrupto,
la armonía de la duda.
Un instante te despierta la sonrisa, la dulzura y al siguiente tiembla
al mundo con bravura.
Un instante.


Una hora de dolor vale la pena, saborearlo y aplicarle la condena,
sin razones aparentes.
La nocturna melodía se acobarda por la siembra atolondrada,
y se arrepiente.
Una hora de amor, tal vez dos horas y un mate caliente desnudando,
la magia del presente.
Una hora.

Un día despegando milagrosas gotitas de pasados sorprendidos,
Y acurrucado.

Entre sábanas viscosas y gastadas de pasión e indiferencia se dibuja,
caricaturizado,
Un día más. De padres, y de hijos, maridos y jefes, de amigos y por otros
Tan atormentado.
Un día.

Un año donde el cambio de decena se hace secular y silencioso,
Pero no aburrido.
Con grandes sueños de cumplidos, momentos y perdidas pasiones
que despiertan sentido.
Un año de muerte y atentando la misma, de gestas y amores
Tan recién nacidos.
Un año conmigo.

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